El Misal Romano –explica la nota publicada por la CEE– es uno de los libros litúrgicos más importantes de la celebración de la Iglesia, texto indispensable para la celebración de la misa. En él, la parte fundamental está compuesta por las oraciones que se necesitan para la celebración de la Eucaristía, pero, además, se describen los ritos que se desarrollan durante la misma (gestos, movimientos, posturas, etc…) y quiénes intervienen en cada ocasión (celebrante, concelebrante, acólito, lector, salmista…).
Tanto las oraciones como los ritos contenidos en el misal actual, prosigue la nota, son herencia de la larga historia litúrgica de la Iglesia en sus diversos tiempos, momentos, sensibilidades espirituales y acentos teológicos.
La tercera edición del Misal Romano es la continuadora de las otras dos publicadas después del Concilio Vaticano II (en el año 1970 y 1988 respectivamente) y se sitúan en línea de continuidad con ellas. No obstante, “la presente edición significa un notable enriquecimiento en relación a las precedentes”. En efecto, “la tercera edición ofrece una traducción al castellano con abundantes cambios de expresión, retoques, precisiones”. Todo ello –explica la CEE– para preservar la fidelidad al texto latino original del año 2008. Así mismo, también se ha enriquecido las rúbricas para facilitar su comprensión y desarrollo dentro de la celebración.
Por decreto del presidente de la Conferencia Episcopal Española esta edición del Misal entrará en vigor a partir de las misas vespertinas del domingo I de Cuaresma próximo (el sábado 4 de marzo de 2017). Su uso será obligatorio a partir de ese momento en todas las misas que se celebren en lengua española en las diócesis de España, no pudiendo usarse antes. Estas medidas vienen dadas por el hecho de que, como es sabido, y por mandato de la Santa Sede, se modifica la fórmula de consagración del cáliz.