Así la Iglesia luterana no es más religión del Estado pero “una denominación y una entidad legal independiente” del Estado, “con el sínodo como su organismo más importante”. Se realiza ahora la transformación organizativa más amplia desde la reforma, 500 años atrás, explica la nota oficial.
El motivo del cambio fue proteger “la libertad religiosa y la igualdad entre las comunidades religiosas” así como “la independencia de la Iglesia de Noruega”.
Con las nuevas reglas los aproximadamente 1.200 obispos y pastores no serán más retribuidos por el Estado, pero por los fondos de la Iglesia luterana. Oficialmente el 73 por ciento de los noruegos pertenece a la Iglesia luterana, pero solamente el 5 por ciento de los fieles participa en la vida de la comunidad.