Volviéndose ‘párroco’ el Pontífice se entretuvo “con gran simplicidad” con los inquilinos y bendijo una docena de departamentos, se lee en el comunicado del Vaticano.
El papa Francisco bromeó con las familias no solamente disculpándose por la molestia, sino también asegurando que respetó el horario de silencio que se observa en los condominios después de almuerzo.
En las imágenes pasadas por televisión se vio también a una señora que como el apóstol Tomás, tuvo que tocar para creer: lo miró largamente hasta que se convenció que era el Papa y entonces le dio un beso.
El gesto del Pontífice es una continuación de los ‘viernes de la misericordia’, señala el comunicado. Durante el Jubileo extraordinario de la misericordia, el papa Francisco una vez al mes, siempre los viernes, realizaba visitas privadas a estructuras o grupos de personas en situación de exclusión física o social.