
La mayoría ingresó a la Ciudad del Vaticano por los portones del Perugino y del Pietrino abiertos desde muy temprano. Otros ya residentes dentro de la ciudad amurallada llegaron a pié.
La lluvia que durante la noche cayó sin tregua, amainó por la mañana facilitando las operaciones de detención momentánea de los vehículos mientras se descargaban las valijas.
En Santa Marta los empleados se limitan a hablar solamente lo indispensable por servicio.
Ayer lunes por la tarde, junto a los técnicos que trabajarán adentro del cónclave, a los ayudantes, más el personal de servicio, los religiosos que cuidan la sacristía, los confesores, médicos y enfermeros, los chóferes, los cuidadores de la seguridad y vigilancia, incluidos los guardias suizos y gendarmes, prestaron su juramento de reserva en la Capilla Paulina, sobre todo lo que sucede entorno al cónclave.
O sea todo lo que sucede en el recinto del 'cón-clave' sigue siendo 'con llave' vale a decir bajo secreto, aunque los espacios se hayan extendido en el tiempo desde la Capilla Sixtina al Palacio Apostólico y actualmente hasta Santa Marta. De hecho los purpurados pueden ir no sólo en autobuses desde la residencia al lugar del cónclave sino también a pié. La distancia es de unos 500 metros y toda la zona está 'blindada' con un escudo electromagnético para evitar comunicaciones con celulares o trasmisores hacia el exterior.
A las diez de la mañana las campanas de la basílica de San Pedro repican, es el inicio de la misa 'pro eligendo romano pontifice'.
El coro de la Sixtina inicia los cantos, no el habitual 'Tú es Petrus' que entona en las misas pontificias a la entrada del papa, pues estamos en sede vacante. El ingreso de los cardenales es con canto gtegoriano. Entre las diversas música interpreta las de Palestrina.
Los más de ciento setenta cardenales entran en cortejo solemne en orden jerárquico inverso. La basílica de San Pedro, con hermosos adornos floreales está iluminada 'a giorno'. Contralsta el color rojo de los paramentos con los bordados dorados. El numeroso público ha entrado desde temprano, pues la misa está abierta a todos. No ha habido billetes de entrada que indican los lugares que cada uno debe ocupar. Quien llegó primero se ubicó mejor.
Todos los cardenales concelebran la misa presidida por el cardenal decano Angelo Sodano, que hace la homilía. Estallan los aplausos cuando renueva "toda nuestra gratitud" a al amado y venerado pontífice Bendicto XVI. La celebración concluye con la comunión llevada por decenas de sacerdotes a los mieles de fieles presentes.
Hacia medio día, después que concluye la misa. Los purpurados se dirigen a Santa Marta.
Mientras tanto en la Capilla Sixtina se realizan los últimos preparativos antes del inicio del cónclave. Allí los cardenales electores, a los pies del fresco de Miguel Angel sobre el Juicio Final deberán elegir al futuro papa, uno de ellos. En pocas horas, a las 16,30 los cardenales ya estarán allí.