Observatorio Vaticano
  • Portada
  • Vaticano
  • La Iglesia
  • Audiencia y Angelus
  • Actos Pontificios

Francisco abre la Puerta Santa en la catedral de Bangui

12/1/2015

0 Comments

 
El papa Francisco ha abierto la Puerta Santa de la catedral de Bangui, como una antelación al Año Jubilar de la Misericordia, que inicia el próximo 8 de diciembre.
Ha sido en la tarde de este domingo, cuando el Santo Padre se ha dirigido a la catedral de Bangui, para presidir la celebración eucarística. Dentro del templo le esperaban muchos cientos de personas entre sacerdotes, consagrados y catequistas. Y fuera de la catedral, miles de jóvenes han seguido la celebración desde pantallas gigantes.                 
La santa misa en el Primer Domingo de Adviento ha iniciado con el Rito de Apertura de la Puerta de la Misericordia. Después de la fórmula de apertura el Papa se ha detenido en oración silenciosa en el umbral, y ha entrado solo y en primer lugar dentro de la catedral.                     
Antes del Rito de Apertura, el Santo Padre ha improvisado unas palabras:

"Bangui, se convierte en capital espiritual del mundo. El Año Santo de la Misericordia llega con antelación a esta tierra. Una tierra que sufre desde hace años la guerra, el odio, la incomprensión, la falta de paz. En esta tierra sufriente también están todos los países del mundo que están pasando por la cruz de la guerra. Bangui se convierte en la capital espiritual de la oración por la misericordia del Padre. Todos nosotros pedimos paz, misericordia, reconciliación, perdón, amor. Por Bangui, por toda la República Centroafricana y por todos los países del mundo que sufren la guerra, pedimos la paz. Y todos juntos pidamos amor y paz. Todos juntos. Y ahora, con esta oración, empezamos el Año Santo, aquí, en esta capital espiritual del mundo hoy”.
0 Comments

El Papa pide a los cristianos centroafricanos ser artífices de la renovación humana y espiritual del país

12/1/2015

0 Comments

 
“Ustedes, queridos centroafricanos, deben mirar sobre todo al futuro y, apoyándose en el camino ya recorrido, decidirse con determinación a abrir una nueva etapa en la historia cristiana de su País, a lanzarse hacia nuevos horizontes, a ir mar adentro, a aguas profundas”. Esta ha sido la última exhortación que el papa Francisco ha dejado al pueblo de República Centroafricana.
Lo ha hecho durante la celebración eucarística este lunes por la mañana en el Estadio “Barthélémy Boganda” de Bangui, República Centroafricana, como acto final de su viaje apostólico a África. Miles de personas han acudido para tener un último encuentro con el Pontífice.
En la homilía, el Santo Padre ha asegurado que “es bueno, sobre todo en tiempos difíciles, cuando abundan las pruebas y los sufrimientos, cuando el futuro es incierto y nos sentimos cansados, con miedo de no poder más” reunirse alrededor del Señor  para gozar de su presencia, de su vida nueva y de la salvación que nos propone, como esa otra orilla hacia la que debemos dirigirnos.
De este modo, ha precisado que la otra orilla es “la vida eterna, el Cielo que nos espera”. La vida eterna --ha asegurado-- no es una ilusión, no es una fuga del mundo, sino una poderosa realidad que nos llama y compromete a perseverar en la fe y en el amor.
Pero esa otra orilla más inmediata que buscamos alcanzar, la salvación que la fe nos obtiene y de la que nos habla san Pablo, “es una realidad que transforma ya desde ahora nuestra vida presente y el mundo en que vivimos”.
Y así, el Pontífice ha invitado a dar las gracias al Señor “por su presencia y por la fuerza que nos comunica en nuestra vida diaria, cuando experimentamos el sufrimiento físico o moral, la pena, el luto”. También “por los gestos de solidaridad y de generosidad que nos ayuda a realizar; por las alegrías y el amor que hace resplandecer en nuestras familias, en nuestras comunidades, a pesar de la miseria, la violencia que, a veces, nos rodea o del miedo al futuro”. Así como “por el deseo que pone en nuestras almas de querer tejer lazos de amistad, de dialogar con el que es diferente, de perdonar al que nos ha hecho daño, de comprometernos a construir una sociedad más justa y fraterna en la que ninguno se sienta abandonado”.
El papa Francisco ha reconocido que “todavía no hemos llegado a la meta, estamos como a mitad del río y, con renovado empeño misionero, tenemos que decidirnos a pasar a la otra orilla”. Todo bautizado, ha observado, ha de romper continuamente con lo que aún tiene del hombre viejo, del hombre pecador, siempre inclinado a ceder a la tentación del demonio –y cuánto actúa en nuestro mundo y en estos momentos de conflicto, de odio y de guerra–, que lo lleva al egoísmo, a encerrarse en sí mismo y a la desconfianza, a la violencia y al instinto de destrucción, a la venganza, al abandono y a la explotación de los más débiles.
Al respecto, ha indicado que también las comunidades cristianas, llamadas a la santidad, les queda todavía un largo camino por recorrer. “Es evidente que todos tenemos que pedir perdón al Señor por nuestras excesivas resistencias y demoras en dar testimonio del Evangelio”, ha asegurado. Por eso, el Papa ha deseado que el Año Jubilar de la Misericordia ayude a ello.
Por otro lado, el Santo Padre ha invitado a los presentes a preguntarse sobre su relación personal con Jesús, y examinar “lo que ya ha aceptado –o tal vez rechazado– para poder responder a su llamado a seguirlo más de cerca”. Y ha recordado la invitación a perseverar con entusiasmo en la misión, una misión que necesita de nuevos mensajeros, más numerosos todavía, más generosos, más alegres, más santos. Todos y cada uno de nosotros --ha asegurado el Papa-- estamos llamados a ser este mensajero que nuestro hermano, de cualquier etnia, religión y cultura, espera a menudo sin saberlo.
Finalmente, el papa Francisco ha subrayado que “la otra orilla está al alcance de la mano, y Jesús atraviesa el río con nosotros”.  Y ha concluído diciendo a los cristianos de Centroáfrica, que cada uno de ellos está llamado a ser, con la perseverancia de su fe y de su compromiso misionero, “artífice de la renovación humana y espiritual de su país”.
0 Comments

Papa Francisco llegó a República Centroafricana, la etapa más peligrosa de su viaje

11/29/2015

0 Comments

 
A las 10:00 a.m. (hora local), el avión de la compañía Alitalia que llevaba al Papa Francisco desde Uganda aterrizó en el Aeropuerto Internacional “M’Poko” de Bangui (República Centroafricana) dando así inicio a la última etapa del viaje del Pontífice a África, considerada la más peligrosa.
Por este motivo, algunos actos programados no se retransmitirán en vivo por las televisiones ni internet. Es el caso de la breve ceremonia de bienvenida en Bangui o de la visita de cortesía al Presidente y el encuentro con los dirigentes del país en el Palacio Presidencial.
El Papa fue acogido a su llegada por el Jefe de Estado de la Transición, Catherine Samba-Panza y por el Nuncio Apostólico Mons. Franco Coppola. Estuvieron presentes otras autoridades del país así como obispos y una representación de fieles.
Después de la ejecución de los himnos y de los honores militares, fueron presentadas las respectivas Delegaciones. A continuación, el Papa Francisco y la Jefa de Estado se reunieron brevemente en el Salón Presidencial del aeropuerto. 
Situación en el país​

Al tiempo que aterrizaba, en su cuenta de Twitter @Pontifex_es, FFrancisco aseguró "Vengo a la República Centroafricana como peregrino de la paz, y me presento como un apóstol de la esperanza".
La República Centroafricana lleva décadas sumido en la inestabilidad política, aunque fue en 2013, con un golpe de Estado liderado por una milicia musulmana yihadista (Séléka), cuando la crisis se agravó. El asalto al poder desencadenó una venganza de grupos cristianos (aunque no  todos lo son) llamados anti-balaka. 
Con el golpe de Estado los Seleka instauraron un régimen de terror que pesaba sobre el 70% de la población cristiana del país. Tras la llegada de las fuerzas internacionales y con la disolución oficial de Seleka, los anti-Balaka entraron en una espiral ‘revanchista’.
Desde entonces, los intentos por lograr la paz han sido constantes. Desde el 15 de septiembre de 2014, está en marcha la MINUSCA, una misión de paz internacional formada por 11.500 soldados y 1.500 policías.
A lo largo de las últimas semanas, el ministro de Defensa francés, Jean-Yves Le Drien, mucho más cauto, ha intentado convencer al Vaticano para que se cancelase el viaje en vista de que, si algo va mal, Occidente echará las culpas a Francia pues sus soldados son los únicos verdaderamente profesionales y bien equipados.
El Arzobispo de Bangui, Mons. Dieudonné Nzapalainga, y el imán de la mezquita central, Tidjani Moussa Nahibi, pidieron hace unos días mantener la seguridad y acoger al Papa con tranquilidad.
Desde el pasado 1 de octubre han muerto por los enfrentamientos más de 70 personas y otras 300 han resultado heridas. El gobierno provisional presidido por Catherine Samba Panza debía haber convocado elecciones generales para el 13 de noviembre pero no lo ha conseguido, dejando para esa fecha solo el referéndum para la nueva constitución.
El 1 de noviembre durante el rezo del Ángelus, el Santo Padre expresó su preocupación por los hechos de violencia en la República Centroafricana y afirmó que “para manifestar la cercanía orante de toda la Iglesia a esta nación así afligida y atormentada y para exhortar a todos los centroafricanos a ser siempre testimonio de misericordia y de reconciliación, el domingo 29 de noviembre tengo el ánimo de abrir la puerta santa de la Catedral de Bangui, durante el Viaje Apostólico que espero poder realizar en esa nación”.
Desde su independencia en 1960, la República Centroafricana, con una población de unos cinco millones de habitantes es el séptimo país más pobre del mundo y el quinto más violento, según el Index Global Peace de 2015. Además, se calcula que entre 6.000 y 10.000 niños han estado asociados con las facciones armadas en la República Centroafricana desde 2013, ya sea como combatientes, cocineros, mensajeros u otros roles.
0 Comments

El Papa a la vida consagrada en Uganda: 'Fidelidad es seguir el camino de la santidad'

11/28/2015

0 Comments

 
El papa Francisco ha concluido su segunda jornada en Uganda en la catedral de Kampala, en un encuentro con los sacerdotes, religiosas, religiosos, y seminaristas. Este país cuenta con 1562 sacerdotes y misioneros. Mientras que la Asociación de Religiosos en Uganda se compone de ochenta y nueve Institutos de consagrados de hombres y mujeres, con un total de unos 7 mil miembros.
Tras unas palabras de bienvenida del obispo encargado de la vida religiosa, monseñor John Baptist Kaggwa, y  de los testimonios de un sacerdote y de una religiosa, el Santo Padre se ha dirigido a los presentes. Ha dejado el discurso que tenía preparado y ha improvisado uno nuevo.
Francisco ha comenzado invitando a los presentes a pedir “la gracia de la memoria”. Recordando que la sangre de los católicos ugandeses está mezclada con la sangre de los mártires, el Papa les ha pedido que “no pierdan la memoria de esta semilla para que así siga creciendo”.
A propósito, ha advertido que “el enemigo más peligroso de la memoria es acostumbrarse a heredar los bienes de los mayores”. La Iglesia en Uganda --ha observado-- no puede acostumbrarse nunca al recuerdo lejano de sus mártires. “Mártir significa testigo. La Iglesia en Uganda para ser fiel a esa memoria tiene que seguir siendo testigo”, ha añadido. Asimismo ha precisado que “las glorias pasadas fueron el principio, pero ustedes tienen que hacer la gloria futura”.
La segunda palabra sobre la que ha reflexionado es la fidelidad. “Fidelidad a la memoria, fidelidad a la propia vocación. Fidelidad al celo apostólico”. Fidelidad --ha explicado-- significa seguir el camino de la santidad. Al respecto ha indicado que fidelidad también “significa ofrecerse al obispo para ir a otra diócesis que necesita misioneros”. Asimismo ha recordado que “fidelidad significa perseverancia en la vocación”.
El Papa ha recordado que Uganda está regada con sangre de mártires, de testigos. “Hoy es necesario seguir regándola y para eso, nuevos desafíos, nuevos testimonios, nuevas misiones", ha precisado. Si no "van a perder la gran riqueza que tienen”. Y la perla de África --ha dicho el Papa-- terminará guardada en un museo.
Finalmente, el Santo Padre ha destacado que “memoria significa fidelidad y fidelidad que solamente es posible con la oración”. Por eso, ha advertido que si un religioso, una religiosa, un sacerdote, deja de rezar o reza poco porque dice que tiene mucho trabajo, ya empezó a perder la memoria. Y ya empezó a perder la fidelidad.
La oración --ha añadido-- que significa también humillación. "La humillación de ir con regularidad al confesor a decir los propios pecados”. Al respecto, el Santo Padre ha asegurado que no se puede renguear de las dos piernas y ha precisado que “los religiosos, las religiosas y los sacerdotes no podemos llevar doble vida. Si eres pecador pide perdón. Pero no mantengas escondido lo que Dios no quiere. No mantengas escondida la falta de fidelidad”. 
Con esas tres columnas, ha afirmado el Pontífice, la perla del África seguirá siendo perla y no solo una palabra.
0 Comments

El Papa se reúne en privado con el presidente de Sudán del Sur

11/28/2015

0 Comments

 
El papa Francisco recibió este viernes por la tarde, en la nunciatura de Kampala, Uganda, al presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir.
El director de la oficina de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, explicó que la audiencia representa “un gesto especial” que testimonia la atención con la que el Santo Padre sigue los eventos problemáticos de este país, que es el más joven de África.
Logró la independencia en julio de 2011 y entre sus fundadores está el obispo católico, monseñor Cesare Mazzolari, fallecido poco después del nacimiento de Sudán del Sur, explica la nota de Radio Vaticano. En estos cinco años, no ha habido nunca paz en esta nación, a pesar de los ideales que les inspiraron fueron precisamente el de la pacificación entre las distintas etnias y con Sudán.
0 Comments

El Santo Padre agradece a Uganda su labor con los refugiados

11/27/2015

0 Comments

 
El papa Francisco se encuentra ya en Uganda, segundo país de su viaje apostólico a África que inició el 25 de noviembre y termina el próximo 30. Procedente de Kenia, el Santo Padre ha aterrizado a las 17.15 hora local, en el aeropuerto internacional de Entebbe. Allí ha sido recibido por el presidente, Yoweri Kaguta Museveni y el nuncio apostólico, monseñor Michael A. Blume, SVD. Han estado también presentes algunas autoridades del Estado, los obispos del país y una representación de fieles.
Después de la recepción con himnos, honores militares, danzas tradiciones y presentación de delegaciones, el papa Francisco se ha dirigido a la State House de Entebbe para la visita de cortesía al presidente de la República.
En su discurso que el Santo Padre ha recordado que su visita en este país está orientada, sobre todo, a conmemorar el quincuagésimo aniversario de la canonización de los mártires de Uganda por su predecesor, el Papa Pablo VI. Aunque, ha añadido, “espero que mi presencia aquí sea vista también como un signo de amistad, aprecio y aliento a todo el pueblo de esta gran nación”.
A propósito de los mártires, tanto católicos como anglicanos, ha asegurado que son “verdaderos héroes nacionales”. De este modo ha precisado que “nos recuerdan el papel fundamental que ha tenido y sigue teniendo la fe, la rectitud moral y el compromiso por el bien común, en la vida cultural, económica y política de este país”. Y también recuerdan que, “a pesar de nuestros diferentes credos y convicciones, todos estamos llamados a buscar la verdad, a trabajar por la justicia y la reconciliación, y a respetarnos, protegernos y ayudarnos unos a otros como miembros de una única familia humana”.
Al respecto, el Pontífice ha indicado a los presentes que estos altos ideales son especialmente importantes para ellos, “que han de garantizar una buena y transparente gestión pública, un desarrollo humano integral, una amplia participación en la vida nacional, así como una distribución racional y justa de los bienes que el Creador ha otorgado con abundancia a estas tierras”.
Por otro lado, ha explicado que su visita también quiere llevar la atención mundial hacia África en su conjunto, sus promesas, sus esperanzas, sus luchas y sus logros. El mundo mira a África --ha reconocido-- como al continente de la esperanza. Sobre Uganda en concreto, el Papa ha destacado “sus abundantes recursos naturales”, su gente: sus familias fuertes, sus jóvenes y sus ancianos”.
Dijo también unas palabras para los refugiados, a quienes Uganda ha recibido mostrando una preocupación excepcional, para que “puedan reconstruir sus vidas con seguridad y con el sentido de la dignidad que proporciona el ganarse el sustento mediante un trabajo honrado”. A propósito de este movimiento de personas sin precedentes, Francisco ha precisado que la manera cómo los tratamos “es una prueba de nuestra capacidad de humanidad, de nuestro respeto por la dignidad humana y, sobre todo, de nuestra solidaridad con estos hermanos y hermanas necesitados”.
Finalmente, el Santo Padre ha expresado su deseo de seguir alentando los muchos esfuerzos que de modo discreto se están realizando en favor de los pobres, los enfermos y todos los que pasan dificultad. En estos pequeños signos --ha subrayado-- se manifiesta el alma verdadera de un pueblo.                     
Al concluir su discurso, el Pontífice ha exclamado ¡Mungu awabariki!, que significa “Que Dios los bendiga”. ​            
0 Comments

Ante la ONU en Nairobi el Papa denuncia el comercio ilegal

11/26/2015

0 Comments

 
El santo padre Francisco ha visitado este jueves por la tarde, como parte de su programa en Kenia, la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nairobi (UNON). El Santo Padre llegó al edificio y fue recibido por la directora general, la señora Sahle-Work Zewde, junto con otras autoridades. 
Después de firmar el Libro de Oro, el Pontífice se dirigió al parque para plantar un árbol, como símbolo de la defensa de la creación, un “gesto simbólico y sencillo, cargado de significado en tantas culturas” dijo.
Llegado al nuevo edificio de la UNEP (United Nations Environment Programme), los presentes le recibieron con gran entusiasmo y aplausos. A ellos el Papa les recordó que en breve iniciará en París la cumbre COP21 sobre el clima, en donde espera se concluya un acuerdo global, basado “en los principios de solidaridad, justicia, equidad y participación”.
Pidió así que la economía y política sean puestas al servicio de los pueblos, sin caer en la “globalización de la indiferencia, ni en las formas extremas de la cultura del descarte y de exclusión social”, ni en las “nuevas formas de esclavitud, el tráfico de personas, el trabajo forzado, la prostitución, el tráfico de órganos”.
El Santo Padre pidió además que “el proceso de urbanización se convierta en un instrumento para el desarrollo y la integración, a fin de garantizar a todos, condiciones de vida dignas”.
Otro tema fueron los tratados de libre comercio regionales que “deberían ser un instrumento para asegurar un mínimo de atención sanitaria y de acceso a los remedios básicos para todos” y de seguir en el combate a enfermedades como la malaria y la tuberculosis. 
El Pontífice concluyó sus palabras indicando su esperanza en que la ayuda multilateral pueda dar un futuro seguro. “Lo será --concluyó-- si los representantes de los Estados sabrán dejar de lado los intereses sectoriales e ideologías, y buscar sinceramente el servicio al bien común”. 


Texto completo:
“Deseo agradecer la amable invitación y las palabras de acogida de la Señora Sahle-Work Zewde, Directora General de la Oficina de las Naciones Unidas en Nairobi, como también del Señor Achim Steiner, Director Ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, y del Señor Joan Clos, Director Ejecutivo del Programa ONU–Hábitat. Aprovecho la ocasión para saludar a todo el personal y a todos los que colaboran con las instituciones aquí presentes.
De camino hacia esta sala me han invitado a plantar un árbol en el parque del Centro de las Naciones Unidas. Quise aceptar este gesto simbólico y sencillo, cargado de significado en tantas culturas.
Plantar un árbol es, en primera instancia, una invitación a seguir luchando contra fenómenos como la deforestación y la desertificación. Nos recuerda la importancia de tutelar y administrar responsablemente aquellos «pulmones del planeta repletos de biodiversidad [como bien lo podemos apreciar en este continente con] la cuenca fluvial del Congo», lugar esencial «para la totalidad del planeta y para el futuro de la humanidad».
Por eso, es siempre apreciada y alentada «la tarea de organismos internacionales y de organizaciones de la sociedad civil que sensibilizan a las poblaciones y cooperan críticamente, también utilizando legítimos mecanismos de presión, para que cada gobierno cumpla con su propio e indelegable deber de preservar el ambiente y los recursos naturales de su país, sin venderse a intereses espurios locales o internacionales»).A su vez, plantar un árbol nos provoca a seguir confiando, esperando y especialmente comprometiendo nuestras manos para revertir todas las situaciones de injusticia y deterioro que hoy padecemos.
Dentro de pocos días comenzará en París un importante encuentro sobre el cambio climático, donde la comunidad internacional como tal, se enfrentará de nuevo a esta problemática. Sería triste y me atrevo a decir, hasta catastrófico, que los intereses particulares prevalezcan sobre el bien común y lleven a manipular la información para proteger sus proyectos.
En este contexto internacional, donde se nos plantea la disyuntiva que no podemos ignorar de mejorar o destruir el ambiente, cada iniciativa tomada en este sentido, pequeña o grande, individual o colectiva, para cuidar la creación indica el camino seguro para esa «generosa y digna creatividad, que muestra lo mejor del ser humano» .
«El clima es un bien común, de todos y para todos; [...] el cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad» cuya respuesta «debe incorporar una perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los más postergados». Ya que «el abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, va acompañado por un imparable proceso de exclusión» (Discurso a la ONU, 25 septiembre 2015).
La COP21 es un paso importante en el proceso de desarrollo de un nuevo sistema energético, que dependa al mínimo de los combustibles fósiles, busque la eficiencia energética y se estructure con el uso de energía con bajo o nulo contenido de carbono. Estamos ante el gran compromiso político y económico de replantear y corregir las disfunciones y distorsiones del actual modelo de desarrollo.
El Acuerdo de París puede dar una señal clara en esta dirección, siempre que, como ya tuve ocasión de decir ante la Asamblea General de la ONU, evitemos «toda tentación de caer en un nominalismo declaracionista con efecto tranquilizador en las conciencias. Debemos cuidar que nuestras instituciones sean realmente efectivas» Por eso, espero que la COP21 lleve a concluir un acuerdo global y «transformador» basado en los principios de solidaridad, justicia, equidad y participación, y orientando a la consecución de tres objetivos, a la vez complejos e interdependientes: el alivio del impacto del cambio climático, la lucha contra la pobreza y el respeto de la dignidad humana.
A pesar de muchas dificultades, se está afirmando la «tendencia a concebir el planeta como patria y la humanidad como pueblo que habita una casa de todos». Ningún país «puede actuar al margen de una responsabilidad común. Si realmente queremos un cambio positivo, tenemos que asumir humildemente nuestra interdependencia». El problema surge cuando creemos que interdependencia es sinónimo de imposición o sumisión de unos en función de los intereses de los otros. Del más débil en función del más fuerte.
Es necesario un diálogo sincero y abierto, con la cooperación responsable de todos: autoridades políticas, comunidad científica, empresas y sociedad civil. No faltan ejemplos positivos que nos demuestran cómo una verdadera colaboración entre la política, la ciencia y la economía es capaz de lograr importantes resultados.
Somos conscientes, sin embargo, de que los «seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse» (Carta enc. Laudato si’, 205). Esta toma de conciencia profunda nos lleva a esperar que, si la humanidad del período post-industrial podría ser recordada como una de las más irresponsables de la historia, «la humanidad de comienzos del siglo XXI [sea] recordada por haber asumido con generosidad sus graves responsabilidades» (ibíd., 165).
Para eso es necesario poner la economía y la política al servicio de los pueblos donde «el ser humano, en armonía con la naturaleza, estructura todo el sistema de producción y distribución para que las capacidades y las necesidades de cada uno encuentren un cauce adecuado en el ser social». No se trata de una utopía fantástica, por el contrario, una perspectiva realista que pone la persona y su dignidad como punto de partida y hacia donde todo tiene que fluir.
El cambio de rumbo que necesitamos no es posible realizarlo sin un compromiso sustancial por la educación y la formación. Nada será posible si las soluciones políticas y técnicas no van acompañadas de un proceso de educación que promueva nuevos estilos de vida. Un nuevo estilo cultural.
Esto exige una formación destinada a fomentar en niños y niñas, mujeres y hombres, jóvenes y adultos, la asunción de una cultura del cuidado; cuidado de sí, cuidado del otro, cuidado del ambiente; en lugar de la cultura de la degradación y del descarte. Descarte de sí, del otro, del ambiente.
La promoción de la «conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos nos permitiría el desarrollo de nuevas convicciones, actitudes y formas de vida. Es un gran desafío cultural, espiritual y educativo que supondrá largos procesos de regeneración», que estamos a tiempo de impulsar.
Son muchos los rostros, las historias, las consecuencias evidentes en miles de personas que la cultura del degrado y del descarte ha llevado a sacrificar bajo los ídolos de las ganancias y del consumo.
Debemos cuidarnos de un triste signo de la «globalización de la indiferencia, que nos va “acostumbrando” lentamente al sufrimiento de los otros, como si fuera algo normal» o peor aún, a resignarnos ante las formas extremas y escandalosas de “descarte” y de exclusión social, como son las nuevas formas de esclavitud, el tráfico de personas, el trabajo forzado, la prostitución, el tráfico de órganos.
«Es trágico el aumento de los migrantes huyendo de la miseria empeorada por la degradación ambiental, que no son reconocidos como refugiados en las convenciones internacionales y llevan el peso de sus vidas abandonadas sin protección normativa alguna». Son muchas vidas, son muchas historias, son muchos sueños que naufragan en nuestro presente. +
No en paralelo al descuido del ambiente, desde hace tiempo somos testigos de un rápido proceso de urbanización, que por desgracia conduce con frecuencia a un «crecimiento desmedido y desordenado de muchas ciudades que se han hecho insalubres [e ...] ineficientes» .
Y son también lugares donde se difunden síntomas preocupantes de una trágica rotura de los vínculos de integración y de comunión social, que lleva al «crecimiento de la violencia y al surgimiento de nuevas formas de agresividad social, al narcotráfico y al consumo creciente de drogas entre los más jóvenes, a de la pérdida de identidad» al desarraigo y al anonimato social.
Quiero expresar mi aliento a cuantos, a nivel local e internacional, trabajan para asegurar que el proceso de urbanización se convierta en un instrumento eficaz para el desarrollo y la integración, a fin de garantizar a todos, y en especial a las personas que viven en barrios marginales, condiciones de vida dignas, garantizando los derechos básicos a la tierra, al techo y al trabajo.
Es necesario fomentar iniciativas de planificación urbana y del cuidado de los espacios públicos que vayan en esta dirección y contemplen la participación de la gente del lugar, tratando de contrarrestar las muchas desigualdades y los bolsones de pobreza urbana, no sólo económicos, sino también y sobre todo sociales y ambientales. La futura Conferencia Hábitat-III, prevista en Quito para octubre de 2016, podría ser un momento importante para identificar maneras de responder a estas problemáticas.
Dentro de pocos días, esta ciudad de Nairobi, será sede de la décima Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio. En 1967, frente a un mundo cada vez más interdependiente, y anticipándose en años a la presente realidad de la globalización, mi predecesor Pablo VI reflexionaba sobre cómo las relaciones comerciales entre los Estados podrían ser un elemento fundamental para el desarrollo de los pueblos o, por el contrario, causa de miseria y de exclusión.
Aun reconociendo lo mucho que se ha trabajado en esta materia, parece que no se ha llegado todavía a un sistema comercial internacional equitativo y totalmente al servicio de la lucha contra la pobreza y la exclusión. Las relaciones comerciales entre los Estados, parte indispensable de las relaciones entre los pueblos, pueden servir tanto para dañar el ambiente como para recuperarlo y asegurarlo para las generaciones futuras.
Expreso mi deseo de que las deliberaciones de la próxima Conferencia de Nairobi no sean un simple equilibrio de intereses contrapuestos, sino un verdadero servicio al cuidado de la casa común y al desarrollo integral de las personas, especialmente de los más postergados.
En particular, quiero unirme a las preocupaciones tantas realidades comprometidas en la cooperación al desarrollo y en la asistencia sanitaria –entre ellos las congregaciones religiosas que asisten a los más pobres y excluidos–, acerca de los acuerdos sobre la propiedad intelectual y el acceso a las medicinas y cuidados esenciales de la salud.
Los Tratados de libre comercio regionales sobre la protección de la propiedad intelectual, en particular en materia farmacéutica y de biotecnología, no sólo no deben limitar las facultades ya otorgadas a los Estados por los acuerdos multilaterales, sino que, al contrario, deberían ser un instrumento para asegurar un mínimo de atención sanitaria y de acceso a los remedios básicos para todos.
Las discusiones multilaterales, a su vez, deben dar a los países más pobres el tiempo, la elasticidad y las excepciones necesarias para una adecuación ordenada y no traumática a las normas comerciales.
La interdependencia y la integración de las economías no debe suponer el más mínimo detrimento de los sistemas de salud y de protección social existentes; al contrario, deben favorecer su creación y funcionamiento. Algunos temas sanitarios, como la eliminación de la malaria y la tuberculosis, la cura de las llamadas enfermedades «huérfanas» y los sectores de la medicina tropical desatendidos, reclaman una atención política primaria, por encima de cualquier otro interés comercial o político.
África ofrece al mundo una belleza y una riqueza natural que nos lleva a alabar al Creador. Este patrimonio africano y de toda la humanidad sufre un constante riesgo de destrucción, causado por egoísmos humanos de todo tipo y por el abuso de situaciones de pobreza y exclusión. En el contexto de las relaciones económicas entre los Estados y los pueblos no se puede dejar de hablar de los tráficos ilegales que crecen en un ambiente de pobreza y que, a su vez alimentan la pobreza y la exclusión.
El comercio ilegal de diamantes y piedras preciosas, de metales raros o de alto valor estratégico, de maderas y material biológico, y de productos animales, como el caso del tráfico de marfil y la consecuente matanza de elefantes, alimenta la inestabilidad política, el crimen organizado y el terrorismo. También esta situación es un grito de los hombres y de la tierra que tiene que ser escuchado por la Comunidad Internacional.
En mi reciente visita a la sede de la ONU en Nueva York, pude expresar el deseo y la esperanza de que la obra de las Naciones Unidas y de todos los desarrollos multilaterales pueda ser «prenda de un futuro seguro y feliz para las generaciones futuras. Lo será si los representantes de los Estados sabrán dejar de lado los intereses sectoriales e ideologías, y buscar sinceramente el servicio al bien común».
Renuevo una vez más el apoyo de la Comunidad Católica, y el mío de seguir rezando y colaborando para que los frutos de la cooperación regional que se expresan hoy en la Unión Africana y en los muchos acuerdos africanos de comercio, cooperación y desarrollo sean vividos con vigor y teniendo siempre en cuenta el bien común de los hijos de esta tierra.
La bendición del Altísimo sea con todos y cada uno de ustedes y sus pueblos. Gracias".
0 Comments

Francisco a la vida consagrada en Kenia: 'Sin la oración el alma se seca'

11/26/2015

0 Comments

 
El papa Francisco se ha dirigido este jueves por la tarde al campo de deportes de la St Mary’s School en Nairobi, donde ha mantenido un encuentro con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas de Kenia. A su llegada, el Santo Padre ha sido recibido por el superior regional de los Espiritanos y el párroco de la iglesia de San Agustín, que se encuentra dentro del mismo recinto escolar. 
La reunión ha comenzado con el saludo de Mons. Anthony Ireri Mukobo, IMC, vicario apostólico de Isiolo y presidente de la Comisión para el Clero y los Religiosos de la Conferencia de Obispos Católicos de Kenia.
Poco después, el padre Felix J. Phiri, Mafr, presidente de la Conferencia de Superiores Religiosos de Kenia (RSCK) y la hermana Michael Marie Rottinghaus, presidente de la Asociación de Comunidades de Kenia (AOSK), han compartido su testimonio con el Pontífice y todos los presentes.
En su discurso improvisado en español, el Papa ha señalado que en el seguimiento de Jesucristo, sea en el sacerdocio, sea en la vida consagrada, se entra por la puerta. "La puerta es Cristo. Él llama, Él empieza, Él va haciendo el trabajo. Hay algunos que quieren entrar por la ventana. ¡No sirve eso!", ha explicado.
"Por favor, si alguno ve que un compañero o compañera entró por la ventana, abrácenlo y explíquenle que mejor que se vaya, y que sirva a Dios en otro lado. Porque nunca va a llevar a término una obra que no empezó Jesús por la puerta", ha advertido.
"El Señor nos cambia a todos, y Él comenzó su obra el día en que nos miró en el Bautismo. Y el día que nos miró después, cuando nos dijo, si tenéis ganas, venid conmigo. Y ahí nos metimos en fila y empezamos el camino. Pero el camino lo empezó Él, no nosotros", ha recordado. "Esto nos tiene que llevar a una conciencia de elegidos. Yo fui mirado, yo fui elegido", ha añadido.
A continuación, Francisco ha apuntado que "hay algunos que no saben para qué los llama Dios, pero sienten que Dios los llamó". "Vayan tranquilos, Él les hará comprender para qué los llamó", ha asegurado.
"Hay otros que quieren seguir al Señor, pero por interés", ha lamentado. "Acordémonos de la mamá de Santiago y Juan: 'Señor, te quiero pedir que cuando partas la torta le dés la parte más grande a mis dos hijos, uno a la derecha y otra a la izquierda'. Es la tentación de seguir a Jesús por ambición. Ambición de dinero, de poder", ha indicado.
"Todos podemos decir cuándo yo empecé a seguir a Jesús ni se me ocurrió eso. Pero a otros se les ocurrió. Y poco a poco te lo sembraron en el corazón como una cizaña", ha proseguido.
"En la vida del seguimiento de Jesús no hay lugar para la ambición, ni para las riquezas, ni para ser una persona importante en el mundo. A Jesús se le sigue hasta el último paso de su vida terrena, la cruz. Después Él se encarga de resucitarte", ha enfatizado.
Así, el Santo Padre ha afirmado que "la Iglesia no es una empresa, no es una ONG. La Iglesia es un misterio, el misterio de la mirada de Jesús sobre cada uno". "El que llama es Jesús; se entra por la puerta, no por la ventana; y se sigue el camino de Jesús", ha vuelto a decir.
"Jesús cuando nos elige no nos canoniza, seguimos siendo los mismos pecadores", ha apuntado. "Todos somos pecadores. Yo el primero, después ustedes. Pero nos lleva adelante la ternura y el amor de Jesús", ha subrayado.
Tras estas palabras, el Pontífice ha pedido a los presentes que "nunca dejen de llorar". "Cuando a un sacerdote, a un religioso o religiosa se le secan las lágrimas, algo no funciona. Llorar por la propia infidelidad, por el dolor del mundo, llorar por la gente que está descartada, por los viejitos abandonados, por los niños asesinados, por las cosas que no entendemos. Llorar cuando nos preguntan por qué. Ninguno de nosotros tiene todas las respuestas a los por qué", ha reconocido.
"Hay situaciones en la vida que solo nos llevan a llorar mirando a Jesús en la cruz. Y esa es la única respuesta para ciertas injusticias, para ciertos dolores, para ciertas dificultades en la vida", ha señalado.
"Cuando un consagrado o consagrada, un sacerdote, se olvida de Cristo crucificado... pobrecito, cayó en un pecado muy feo. Un pecado que le da asco a Dios, que le hace vomitar. El pecado de la tibieza", ha advertido. "Cuiden de no caer en el pecado de la tibieza", les ha exhortado.
El Papa también ha invitado a los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas a que "nunca se alejen de Jesús". "Esto quiere decir que nunca dejen de orar", ha explicado. "Si un consagrado deja la oración, el alma se seca, como esos higos secos. Son feos, tienen una apariencia fea. El alma de un religioso o un sacerdote que no reza es un alma fea". "¿Yo le quito tiempo al sueño, le quito tiempo a la radio, a la televisión, a las revistas, para rezar ? ¿O prefiero lo otro?", les ha preguntado.
Casi al final de su intervención, Francisco ha destacado que "todo el que se dejó elegir por Jesús es para servir. Para servir al pueblo de Dios. Para servir a los más pobres, los más descartados, los más humildes. Para servir a los niños y a los ancianos. Para servir también a la gente que no es consciente de la soberbia y el pecado que llevan dentro. Para servir a Jesús". "Dejarse elegir por Jesús es dejarse elegir para servir, no para ser servido. Seguir a Jesús es servir a los demás y no servirse de los demás", ha recordado.
"¡Qué Papa más mal educado es este! Nos dio consejos, nos dio palos, ¡y no nos dice gracias! Era lo último que les quería decir. La frutilla de la torta. Quiero darles gracias a ustedes. Gracias por animarse a seguir a Jesús. Gracias por cada vez que se sienten pecadores. Gracias por cada caricia de ternura que dan a quien lo necesita. Gracias por todas las veces que ayudaron a morir en paz a tanta gente. Gracias por quemar la vida en la esperanza. Gracias por dejarse ayudar y corregir, y perdonar todos los días por Dios. Y les pido, al darles las gracias, que no se olviden de rezar por mí, porque yo lo necesito", ha asegurado el Obispo de Roma.
El encuentro ha concluido con la bendición apostólica y el canto del Salve Regina en latín. Pero antes de abandonar el campo deportivo, el Santo Padre ha vuelto sobre sus pasos para decir a los asistentes: "Les agradezco el buen rato que pasamos juntos, pero yo tengo que salir por esta puerta porque están los niños enfermos de cáncer. Y quisiera verlos a ellos, ¿eh? Y darles una caricia. A ustedes les agradezco mucho. Y ustedes los seminaristas, que no los nombré pero están incluidos, están incluidos en todo lo que dije. Y si alguno no se anima por este camino, está a tiempo, busque otro trabajo, cásese y haga una buena familia".
0 Comments

El Papa en Kenia: El diálogo interreligioso no es un lujo, es fundamental

11/26/2015

0 Comments

 
El papa Francisco inició su segundo día del viaje apostólico en Kenia con un encuentro interreligioso y ecuménico en la capital Nairobi, en el salón de la Nunciatura Apostólica. 
En un país en el que conviven diversas religiones: musulmanes, anglicanos, hindúes, pentecostales, católicos y de otros credos, en donde el diálogo interreligioso es algo familiar, el Papa recordó que “cuidando el crecimiento espiritual nos convertimos en una bendición para las comunidades en las que viven nuestros pueblos”. Y que por lo tanto “la cooperación entre los líderes religiosos y sus comunidades se convierte en un importante servicio al bien común”.
El Pontífice quiso subrayar el rol esencial de las religiones “en la formación de las conciencias, infundiendo en los jóvenes los profundos valores espirituales de nuestras respectivas tradiciones” y preparando buenos ciudadanos que sean “capaces de impregnar la sociedad civil de honradez, integridad” y fundamentalmente una visión del mundo que “valore a la persona humana por encima del poder y del beneficio material”.
El Papa quiso también aseverar que “el Dios a quien buscamos servir es un Dios de la paz. Su santo Nombre no debe ser usado jamás para justificar el odio y la violencia”.
Así al recordar el Concilio Vaticano II, en el que la Iglesia católica se ha comprometido con el diálogo ecuménico e interreligioso, el Pontífice reafirmó "este compromiso, que brota de nuestra convicción en la universalidad del amor de Dios y en la salvación que Él ofrece a todos”.
A continuación el texto completo del mensaje:
«Queridos amigos: les agradezco su presencia esta mañana y la oportunidad de compartir con ustedes estos momentos de reflexión. Deseo dar las gracias, de modo particular, a Monseñor Kairo, Arzobispo de Wabukala, y al profesor El-Busaidy por las palabras de bienvenida que me han dirigido en nombre de ustedes y de sus respectivas comunidades.
Siempre que visito a los fieles católicos de una Iglesia local considero importante el poder reunirme con los líderes de otras comunidades cristianas y tradiciones religiosas.
Espero que este tiempo que pasamos juntos sea un signo de la estima que la Iglesia tiene por los seguidores de todas las religiones y afiance los lazos de amistad que ya nos unen.
En realidad, nuestra relación nos impone desafíos e interrogantes. Sin embargo, el diálogo ecuménico e interreligioso no es un lujo. No es algo añadido u opcional sino fundamental; algo que nuestro mundo, herido por conflictos y divisiones, necesita cada vez más.
En efecto, nuestras creencias y prácticas religiosas influyen en nuestro modo de entender nuestro propio ser y el mundo que nos rodea. Son para nosotros una fuente de iluminación, sabiduría y solidaridad, que enriquece a las sociedades en las que vivimos.
Cuidando el crecimiento espiritual de nuestras comunidades, mediante la formación de la inteligencia y el corazón en las verdades y en los valores que nuestras tradiciones religiosas custodian, nos convertimos en una bendición para las comunidades en las que viven nuestros pueblos.
En las sociedades democráticas y pluralistas como la keniata, la cooperación entre los líderes religiosos y sus comunidades se convierte en un importante servicio al bien común.
Desde esta perspectiva, y en un mundo cada vez más interdependiente, vemos siempre con mayor claridad la necesidad de una mutua comprensión interreligiosa, de amistad y colaboración para la defensa de la dignidad otorgada por Dios a cada persona y a cada pueblo, y el derecho que tienen de vivir en libertad y felicidad.
Al promover el respeto de esa dignidad y de esos derechos, las religiones juegan un papel esencial en la formación de las conciencias, infundiendo en los jóvenes los profundos valores espirituales de nuestras respectivas tradiciones, preparando buenos ciudadanos, capaces de impregnar la sociedad civil de honradez, integridad y una visión del mundo que valore a la persona humana por encima del poder y del beneficio material.
Pienso aquí en la importancia de nuestra común convicción, según la cual el Dios a quien buscamos servir es un Dios de la paz. Su santo Nombre no debe ser usado jamás para justificar el odio y la violencia.
Sé que está aún vivo en sus mentes el recuerdo de los bárbaros ataques al Westgate Mall, al Garissa University College y a Mandera. Con demasiada frecuencia, se radicaliza a los jóvenes en nombre de la religión para sembrar la discordia y el miedo, y para desgarrar el tejido de nuestras sociedades.
Es muy importante que se nos reconozca como profetas de paz, constructores de paz que invitan a otros a vivir en paz, armonía y respeto mutuo. Que el Todopoderoso toque el corazón de los que cometen esta violencia y conceda su paz a nuestras familias y a nuestras comunidades.
Queridos amigos, este año se celebra el quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, en el que la Iglesia católica se ha comprometido con el diálogo ecuménico e interreligioso al servicio de la comprensión y la amistad.
Deseo reafirmar este compromiso, que brota de nuestra convicción en la universalidad del amor de Dios y en la salvación que Él ofrece a todos. El mundo espera justamente que los creyentes trabajen junto con las personas de buena voluntad, para afrontar los numerosos problemas que afectan a la familia humana.
Mirando hacia el futuro, imploremos que todos los hombres y las mujeres se consideren hermanos y hermanas, pacíficamente unidos en y a través de sus diferencias. Recemos por la paz.
Les agradezco su atención y suplico a Dios Todopoderoso que les conceda a ustedes y a sus comunidades la abundancia de sus bendiciones.
0 Comments

El Papa ya está rumbo a Kenia

11/25/2015

0 Comments

 
El papa Francisco inicia hoy su gira por África. El avión A330 de Alitalia destino Nairobi ha despegado del aeropuerto de Fiumicino en Roma a las 7.55 de la mañana.
El vuelo recorrerá en 7 horas y cuarto, más de 5 mil kilómetros y sobrevolará Italia, Grecia, Egipto, Sudán, Etiopía y finalmente el país de destino, Kenia.  En el avión, el Santo Padre va acompañado por su séquito y por un numeroso grupo de periodistas internacionales. El Airbus de Alitalia aterrizará en el aeropuerto “Jomo Kenyatta” de Nairobi. La hora prevista para la llegada es a las 17.00 hora local, las 15.00 en Roma.
Se trata del undécimo viaje internacional del pontificado de Francisco, el primero al continente africano.  El viaje inicia este miércoles, 25 de noviembre y concluye el lunes 30 de noviembre. La gira incluye tres países africanos: Kenia, Uganda y la República Centroafricana.
No será la primera vez que Kenia reciba a un Pontífice, ya que san Juan Pablo II visitó este país en tres ocasiones, en 1980, 1985 y 1995.
Nairobi, capital de Kenia, tiene un población estimada entre 4 y 4’5 millones de habitantes. Es además la ciudad más grande del África oriental. El 4 de abril de este año, se registró un ataque terrorista a la Universidad de Garissa, que dejó un saldo de 147 muertos. 
0 Comments

    AFRICA 2015

     

    ArchivOs

    December 2015
    November 2015

    CategoriAs

    All

    RSS Feed

Política de Privacidad           /     Términos y Condiciones de Uso
Observatorio Vaticano/Koinonia Communication 2010-2021 © Derechos Reservados
Photo used under Creative Commons from timatymusic