Asimismo, manifiestan su desacuerdo con el Gobierno por permitir diversas actividades con público y no el regreso del culto religioso de forma pública y con asistencia de fieles. No obstante, “compartimos la preocupación del Gobierno por limitar la expansión de la epidemia en la medida de lo posible”, destacan los obispos.
Igualmente, añaden que les cuesta entender que “la práctica ordinaria de la Misa favorezca la propagación del virus y obstaculice el respeto a los gestos de protección más que muchas actividades que se reanudarán pronto”.
Haciendo referencia a la dimensión espiritual y religiosa del ser humano, aseguran que “contribuye, estamos convencidos, a la paz de los corazones, a la fortaleza en tiempos de prueba, a la fraternidad entre las personas y a toda la vida social”, afirmando que la libertad de culto es “un elemento constitutivo de la vida democrática”.