En el mensaje a este Congreso, que se celebra después del mantenido en Chile en 1998, el Papa invitó a los participantes a “poner los ojos en Jesucristo, el Hijo de Dios vivo. Con su gracia, hallaréis la fuerza que impulsa a comprometerse con las causas que dignifican al hombre y hacen grandes a los pueblos”.
“Queridos jóvenes, que estos días de convivencia, oración y estudio os sirvan para encontraros personalmente con el Señor y escuchar su Palabra. No quedaréis defraudados, pues Él tiene para todos designios de amor y salvación”, subrayó el Papa.
Benedicto XVI aseguró a los jóvenes que él mismo está a su lado y les reitera su confianza y les pidió que “siendo auténticos discípulos de Jesucristo, viváis los valores del Evangelio, los transmitáis con valentía a los que os rodean y os inspiréis en ellos para construir un mundo más justo y reconciliado”.
“Vale la pena entregarse a esta hermosa misión”, concluyó, al final de su mensaje.