Entonces el maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias actuando como notario y teniendo como testigo a los dos ceremonieros que serán llamados en ese momento levanta acta de la aceptación del nuevo pontífice y del nombre que ha tomado.
Una vez dicho el nombre con el que se le conocerá, se queman las papeletas con los votos y saldrá la fumata blanca. El nuevo papa se dirigirá al cuarto de las lágrimas, se vestirá por primera vez con las vestiduras papales, y regresará a la Capilla Sixtina. Allí se realizará un pequeña ceremonia con una lectura del Evangelio que hace referencia al ministerio petrino (Mateo 16, 13-19) en el que Jesús confirma a Pedro como primer papa de la Iglesia "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". A continuación se realiza un acto de obediencia por parte de los cardenales, y para finalizar el rezo litúrgico del himno de acción de gracias Tedeum.
A continuación el cardenal protodiácono, Jean-Louis Tauran, se traslada a la Logia o balcón central de la basílica de San Pedro para anunciar al pueblo la elección del nuevo papa y qué nombre ha escogido. El papa mientras tanto se dirige, y esto es una novedad, a la Capilla Paulina para rezar delante del Santísimo.
Tras la oración, el papa saldrá al balcón para impartir su primer bendición a la ciudad de Roma y al mundo entero, Urbi et Orbi, y que tendrá indulgencia plenaria.
En la elección de Benedicto XVI pasaron unos 45 minutos desde la fumata hasta que salió el protodiácono a la Logia y 10 minutos más hasta que salió el papa.