El obispo auxiliar de Lahore, monseñor Sebastian Shaw–informa Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN)- declaró que en todo el país la gente está “impresionada y horrorizada” por la muerte de Salman Taseer, gobernador del Punjab, asesinado a tiros el pasado martes.
El comentario de monseñor Shaw se produjo a raíz de informes de que Malik Mumtaz Hussain, el hombre acusado del asesinato de Taseer, actuó en respuesta a las últimas declaraciones del gobernador criticando las controvertidas leyes antiblasfemia.
Taseer, el año pasado, pidió al presidente de Paquistán Asif Ali Zardari que perdonara a la cristiana Asia Bibi, que se encuentra en la galería de la muerte de la prisión, acusada por las leyes antiblasfemia.
Hablando de Paquistán, en una entrevista con AIN, el obispo dijo que estaba pidiendo a los fieles que evitaran comentarios públicos o acciones que pudieran crear malentendidos entre las turbas, y ser usadas para justificar actos de violencia e intimidación.
Monseñor Shaw dijo: “Toda nuestra gente debe ser muy cuidadosa. Decir algo puede incitar a las turbas”. “No debemos vivir en el temor. Debemos confiar en Dios pero si vamos a la calle a expresarnos ahora, habrá una reacción negativa”. “Si la gente hace declaraciones y emprende acciones que inciten, no serán ellos quienes sufran sino sus comunidades”.
Describiendo la respuesta de los cristianos y otros a la muerte de Taseer, dijo: “Hay muy tristes e impresionantes noticias. Mucha gente está horrorizada. La gente llora”.
Los comentarios del obispo coincididieron con un creciente malestar a lo largo de todo Paquistán por declaraciones y manifestaciones de paquistaníes, horrorizados por las críticas del gobernador Taseer a las leyes de la blasfemia.
Los códigos penales paquistaníes 295B y 295C –conocidos como leyes de la blasfemia- imponen sentencias que incluyen la pena capital, por insultar al profeta Mahoma, y cadena perpetua por profanar el Corán.
La legislación se aplica en contra de la creciente oposición de tribunales de derechos humanos no sólo por sus duras sentencias, sino también entre la evidencia creciente de que se ha convertido en pretexto para la violencia e intimidación contra las minorías, incluídos, junto a los cristianos, algunos grupos musulmanes moderados.
El asunto llegó a su culmen cuando Asia Bibi, de 45 años, se convirtió en la primera mujer condenada a muerte por las leyes de la blasfemia. Está pendiente de que se cumpla la sentencia de la corte suprema. En muchas ciudades, hubo manifestaciones en defensa de las leyes de la blasfemia y, en Peshawar, un imán ofreció una recompensa de 5.853 dólares a quien asesine a la señora Bibi.