Así, recuerdan también que la historia del cristianismo en Europa “ha estado marcada por dolorosos periodos de división, condena mutua e incluso violencia”. Por eso, subrayan que mientras algunas Iglesias se preparan para celebrar el 500° aniversario del inicio de la Reforma Protestante, “hemos de recordar de nuevo nuestro difícil pasado”. Recordar estos eventos y confrontarnos con nuestra historia –aseguran– es una magnífica oportunidad para renovar nuestro empeño en la reparación de las heridas y la superación de las divisiones. Por eso aseguran en el comunicado que “nos dirigimos a Cristo, que reconcilia todos los pueblos y la creación con Dios, con el fin de que nos guíe en esta tarea”. Con humilde gratitud por el don recibido –indica el mensaje– trabajamos para la reconciliación a través de las palabras y nuestras acciones.
Al mismo tiempo, los presidentes de ambas instituciones observan que hoy celebramos también “el crecimiento en la colaboración y el fomento de un significativo diálogo teológico”. Tal y como se recuerda en el mensaje, el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa y la Conferencia de Iglesias Europeas colaboran desde hace 45 años a través del Comité Conjunto en numerosos ámbitos de interés común. “También compartir los sufrimientos y las alegrías terrenas nos une”, aseguran. Asimismo, recuerdan que “nuestra solidaridad hacia las minorías como la comunidad gitana, nuestro empeño en la justicia ecológica y las iniciativas de oración para alcanzar la unidad dentro del Cuerpo de Cristo” han sido consolidados a través de dicha relación.
Finalmente, el mensaje señala que las múltiples crisis que Europa y los Estados vecinos han sido llamados a afrontar “nos acercan todavía más”. Guerras y conflictos, incertidumbre política, migración y desafíos ecológicos, pobreza material y espiritual, “tocan la vida de todos en Europa y más allá de sus fronteras”. Con estas crisis, sin embargo, “llega también la esperanza”. Juntos –subrayan– podemos anunciar el Amor de Cristo para la reconciliación a través de la protección de la Creación, la solidaridad hacia los más necesitados y la tutela de la dignidad del pueblo de Dios.