Lo afirmó su obispo, monseñor Clemens Pickel, en una visita a la sede de Ayuda a la Iglesia Necesitada de la ciudad alemana de Koenigstein, donde habló de las recientes festividades por el décimo aniversario de la catedral de Saratov.
El prelado destacó que quiere ayudar a los laicos a ser capaces de transmitir la fe por sí mismos, sin que por ello disminuya la importancia del sacerdote.
Y explicó que la diócesis de San Clemente, en Saratov, tiene 52 parroquias, pero sólo 47 sacerdotes para atender a las personas, que viven muy dispersas.
Las celebraciones por el aniversario de la consagración de la catedral de los santos Pedro y Pablo tuvieron lugar los pasados 14 y 15 de octubre.
Los actos principales contaron con la asistencia del nuncio apostólico en la Federación Rusa, el arzobispo Antonio Mennini, así como con la de todos los obispos católicos de Rusia, el obispo ortodoxo de Saratov y líderes luteranos y musulmanes.
El obispo Pickel destacó que el discurso “fraterno y espontáneo” del obispo ortodoxo Longin de Saratov fue uno de los puntos álgidos de la celebración.
“Era la tercera visita del obispo ortodoxo de Saratov a nuestra catedral -explicó-. Las dos primeras fueron ocasiones tristes”.
Recordó que “la primera vez que nos visitó fue para expresar su simpatía tras la muerte del papa Juan Pablo II, y la segunda para expresar su pésame tras el accidente aéreo cerca de Smolensk; pero esta vez, vino para felicitarnos”.
El prelado añadió que los fieles católicos estaban “encantados” y lo vieron como un signo de amistad.
Barco capilla
Durante la celebración, un “barco capilla” fundado por Ayuda a la Iglesia Necesitada llegó a Saratov, llevando reliquias de santos.
El barco había estado viajando por el Volga, haciendo paradas a lo largo del camino para que los cristianos pudieran venerar las reliquias en varias ciudades. En Saratov, las reliquias fueron llevadas en procesión hasta la catedral.
“Para los católicos fue un gran acontecimiento -explicó el obispo Pickel-. Igual que los cristianos ortodoxos, la mayoría de los católicos de Rusia profesa una gran veneración por las reliquias”.
El prelado recordó que “a pesar de que había ocho reliquias separadas en el cofre, muchas personas fueron capaces de recordar con bastante precisión en qué lugares habían estado las reliquias de cada santo”.
Y añadió que después de las celebraciones, los fieles volvieron a sus propias parroquias para compartir lo que habían experimentado.